jueves, 18 de octubre de 2007

MISA NEGRA V - CLUB MIST - VIERNES 12 DE OCTUBRE















Review: Jaime Gómez (Sir Lord Baltimore). Fotos: Menesín.

Tras una prolongada ausencia de dos meses y medio y una última jornada que estuvo muy cerca del desastre, las Misas Negras renacieron de sus cenizas con una noche a la altura de las circunstancias, entregando un show perfecto, de altísima calidad en todas sus bandas y con todas las cartas jugadas en entregar rock del bueno a la audiencia que decidió llegar la "noche de la raja" al Club Mist.

Dos incógnitas que rondaban mi mente eran despejar cómo el baterista de Humberstone y organizador de estas tocatas (don Pedro Ogrodnik) iba a sortear la prueba de tocar en dos bandas (los doomeros Esquizoide y los debutantes El Gran Temor) la misma noche, y la verdad es que el Blackpriest (o Comisario del Doom, como le pusieron los integrantes de Hielo Negro debido a su pinta, con botas y chaqueta de cuero y una enorme cruz colgada al cuello) se sacó dos cartas por debajo de la manga con el talento de sus compañeros.

ESQUIZOIDE abrió fuego cuando el reloj estaba clavado en las 23:30 horas. La descarga sólida y urgente de los tres temas de su demo, más la psicotrópica novedad que presentaron ('Hombre Ciego' creo se llamaba) nos mostraron a una banda firme, con un propósito de espesor clarísimo y tan transparente que casi constituye una paradoja con la densidad doom a la Saint Vitus que es la carta de presentación de este trío. 25 minutos muy bien plantados que nos dejaron con ganas de saber más de esta joven agrupación.





EL GRAN TEMOR, debutaba absolutamente en estas lides, pese a la presencia de Ogrodnik en la batería y al hecho de que Paillao (voz y guitarra) es hombre de experiencia en las arenas death metal de su natal Temuco. Y la verdad sea dicha, estuvimos en presencia de una tremenda banda. Hipposos, melódicos (esos coros a dos voces son un bálsamo, pero todavía hay que trabajarlos un poco pa que salgan perfectos en vivo), casi épicos y progresivos a la vez que muy sencillos, trajeron lo mejor de los 70s a la Misa Negra. Aguas de Yajaira y Cathedral se entrecruzaban con sutileza en un show que pareció venido de una máquina del tiempo. ESPERO EL DEMO, que tengo entendido ya grabaron.





ELECTROZOMBIES fue una aplanadora en cámara lenta, paseándose por todo su material (disco 2005, demo mmvi y temas nuevos) con la solidez y putrefacción acostumbrada de este perverso trío. Las chicas Z están en su hora más fina para tocar, 10 puntos, mientras que Comegato aportó oscuro carisma en sus desgarradores gritos y en su guitarra necrótica. 40 minutos de funeral sónico y barro en las cavidades auditivas.








HIELO NEGRO trajo consigo la fiesta de rock que suele ser cada presentación de los ya clásicos magallánicos, con una hora de hits cantados a voz en cuello por los más de 100 asistentes a la velada, aportando novedades del próximo album "Purgatorio Bar" y concesiones al culto como 'Halcón Milenario', 'El Riff' y 'El Quiebre'. Disfrutadísimo show de los patagónicos, que cerró como se debe la quinta y hasta ahora mejor edición de las Misas Negras.

Sí, tal como dije, la del viernes fue la mejor de las 5 Misas Negras que se han hecho hasta el momento, superando por algunos centímetros a la notable 3 (con Winexperience, Savannah, Humberstone y Cañonero) y a la recordada Misa Negra original (con Hielo Negro, Sick Porky desde Argentina, Supercabrón y Humberstone). Ojalá veamos pronto la sexta edición de estas tremendas tocatas de rock under.

ENGRANAJE - "Ser Animal" (2007 Independiente)



Dentro de las bandas nuevas aparecidas en la escena rockera nacional nos detenemos ahora en Engranaje, jovencísimo grupo de Copiapó (sus edades andan entre los 18 y 20 años) que tras algo más de dos años tocando en su ciudad se hicieron del repertorio suficiente, los contactos y las movidas para registrar, gestionar y finalmente lanzar su primer álbum, “Ser Animal”, en un entretenido mini tour por Copiapó, Coquimbo y Santiago.

Engranaje está compuesto por Salim Elal en voz y guitarra, Nicolás Meza en guitarra líder, Bambino (sic) Arancibia en bajo y coros, y el asesino de tarros Samuel Tello. Una formación muy sólida en el terreno del directo, que en su primer trabajo ratifica esa solidez técnica, en 10 temas que muestran lo que ellos definen como “rock ermitaño”: una mezcla a partes iguales de hard rock, metal y grunge con fuerte énfasis en el manejo de su base rítmica, con el correcto bajo de Bambino marcándole el camino a la técnica y metalera batería (harto uso del doble pedal y del china) de Tello, sobre los cuales se teje el trabajo de guitarras, basado en riffs simples y pegadizos, y por sobre ello se sitúa la gruesa y vigorosa voz de Elal, un cantante rockero nato.

Para ser un disco debut, “Ser Animal” cumple con sobresalientes en una excelente ejecución e interpretación instrumental. El manejo rítmico está bien aceitado, al igual que el fiato de banda, se nota que se conocen bien en virtudes y defectos musicales. Ese conocimiento se advierte en cortes como ‘El Aprendiz’, ‘Ermitaño’, ‘En Sueños’ (con el mejor solo de guitarra del disco) y ‘Ser Animal’, a mi juicio el mejor tema del disco, fuera de esa taquilla entrada acústica, gracias a su desarrollo y su excelente final.

Ahora los puntos bajos. Me parece que la idea musical central se repite muy seguido y en muchos temas, así como la temática lírica de búsquedas, relaciones sentimentales y diversión también se hace demasiado recurrente. Todo esto puede hacer este disco algo plano y en momentos predecible. La voz de Elal, si bien es excelente por naturaleza, suena muy influenciada por Eddie Vedder, algo impostada en su pronunciación y debería buscar un sello más propio y distintivo, sobre todo si tomamos en cuenta que es un cantante que cuenta con el talento natural como para lograrlo.

Pero estos detalles no logran opacar del todo una muy buena y correcta producción, que debería pavimentar el camino de Engranaje hacia su estilo propio y hacia su consolidación dentro del panorama más grasiento del rock nacional. Son una banda joven y potente, con hartas barreras por romper. Aguante.

Pedro Ogrodnik C.

TRAKTO - "Trakto" (2007 Bolchevique Records, Independiente)

Nuestra fructífera pero poco apreciada escena subterránea nos entrega un nuevo lanzamiento y corresponde al debut homónimo de Trakto, banda que viene haciendo de las suyas desde 2002. Luis Felipe Zschoche (voz y guitarra), Camilo Díaz (bajo y voz), Jockey (batería) y ahora último Pepenacho López, reemplazando a Bandi en guitarra y teclados, encarnan a esta interesantísima agrupación, cuya principal influencia, a partir de lo que escuchamos en este disco, es el sonido de Queens Of The Stone Age: riffs arenosos y una base en momentos muy pesada se cruza con juguetonas y muy escuchables melodías que a menudo dialogan en logradas armonías a dos voces y además se intercalan con insertos sonoros de diversa procedencia.

“Trakto”, el debut discográfico de estos muchachos, fue grabado entre agosto y noviembre de 2006 en los estudios de Bolchevique Records, con un resultado final que da una excelente impresión, sobre todo por el aplastante sonido que consiguen al aplicar riffs, que se matiza con ideas musicales de diverso origen y estilo que dan un carácter ecléctico al sonido de Trakto.

Algo muy interesante que tiene el sonido de esta agrupación es el increíble sentido melódico que tienen, al darle de un modo completamente natural un carácter pop –del bueno- muy saludable a sus coros y temas. Como digo, este factor ganchero en las melodías en ningún momento suena forzado ni mucho menos como una imitación o algo simplista, simplemente destila naturalidad, intuición y manejo instintivo por las buenas y agarradoras combinaciones de notas. Esto salpica el disco desde el primer segundo de la blusera y sureña ‘Intro’ hasta desvanecerse en la grungeosa ‘Outro’, ambos cortes acústicos que sirven como telón para los otros 13 temas que sacan bajo la manga.

Entre los temas propiamente tales, destaco la fiera interpretación vocal de ‘Cambio Piel’, lo vacilón de ‘Carretera’, ‘Perfecta Voz’, ‘Ya Sé Muy Bien’ y ‘Mal Licor’, la lograda melodía de guitarra española en ‘G.E.M.Y.’, la sicodelia circense de ‘Carrusel’, la zeppeliana base de ‘No Importa Perder’ y la potencia desenfrenada de ‘Trakto’, ‘Sin Razón’ y la derechamente metalera ‘Placer Dolor’. En todos puedo recalcar el buen y parejo nivel de cada uno de los músicos: Zschoche es un guitarrista y cantante muy completo, Díaz salpica el disco de asertivas líneas de bajo, Jockey azota sus tarros con una fuerza que es muy responsable del potente sonido de la banda y las melodías en los teclados de Bandi edulcoran esa potencia en pos de lograr de un modo más claro el carácter ecléctico del sonido Trakto.

Pero por otro lado sólo puedo reparar en la enorme influencia que ejerce Queens Of The Stone Age sobre la banda, algo que a muchos hará creer errónea e injustamente que estamos frente a una copia o a una imitación: el manejo compositivo y melódico de Zschoche logra esquivar obstáculos facilistas y al final logra imprimir un sello propio a sus temas. Por otro lado, mi otra crítica apunta a que el arte del disco es algo infantil, demasiado ‘microsofteado’, amateur y le baja un poco el pelo al excelente resultado sonoro que lograron en la grabación. Sería sumamente provechoso para la banda cambiar el arte para una futura edición de este trabajo, para hacerle más justicia a su contenido musical.

No obstante la crítica anterior, el primer disco de Trakto –y su excelente desempeño como banda en vivo, muy sólidos- es uno de los mejores lanzamientos nacionales que he podido escuchar durante el año. Son una excelente banda a la que sin duda se debe tener en cuenta a la hora de ir a ver buenas tocatas de grupos locales.

Pedro Ogrodnik C.

jueves, 20 de septiembre de 2007

TRAVESÍA INFERNAL





Viajamos junto con las bandas invitadas desde Santiago a la maratónica fonda rock que se realizó el 17 de septiembre en Copiapó. Un periplo y un concierto inolvidables vuelven a vivir desde la pluma y atenta observación de nuestro espía gonzo.

Texto: Pedro Ogrodnik C.

Fotos: Santiagostoner, Menesín, Joss y J.P. Cabañas.


Para quienes pudimos asistir a la fonda Copiarock desde Santiago en el BELCEBUS (o sus apodos under: VINCEBUS ERUPTUM, DEATH BUS, CAMINITO HACIA EL MISMO INFIERNO, CARCACHA ‘E MIERDA o EMBRAGUE DE ORO), la experiencia quedará anclada en el recuerdo como uno de los viajes más diabólicos que se hayan realizado para observar una de las jornadas de rock local que más prometía en todo el año. Como preámbulo, el viaje en el bus contratado por la aperrada producción para llevar a todas las bandas que venían desde Santiago, Viña y Coquimbo, fue una interesante antesala para la tocata que deleitaría a los afortunados copiapinos.

PARTE I: CRÓNICAS DE VIAJE (IDA)

Mi historia comienza más o menos a las 7 y media de la tarde del domingo 16 de septiembre, cuando aprovechando la corta distancia desde mi hogar, me junto con los chicos de Electrozombies en la casa de Quinta Normal donde viven y ensayan (qué patio más la raja), para llegar al punto de reunión de todas las bandas, que fue la casona recoletana donde está la sala de ensayos de Devil Presley. Al llegar, ya se encontraba buena parte de las bandas compartiendo tallas y cervezas alrededor de un cerro de equipos y bolsos en el zaguán interior, además de algunos anexos que asistían por amor al rock y aprovechando la oferta hecha por producción para llenar los cupos del bus.

Una vez hecha la carga y ciertos trámites pertinentes, el gigante con ruedas inicia el viaje a las 10 de la noche, cuando el amargo aroma de la pilsen ya arreciaba en el interior del bus, mezclándose con el siempre bien recibido humo de marihuana. Alguien pone un DVD de Heaven and Hell mientras en el fondo del bus un grupo jugoso, en el que se encontraban miembros de Tabernarios, Devil Presley y Corona de Espinas, no deja de tirar tallas. Los cabros de Trakto van más piolitas, al igual que Electrozombies, mientras me tomo unas pilsen y converso con el buen Negro Borrego y Pepenacho, guitarrista de Trakto.

Al par de horas, el bus ya era una verdadera cantina sobre ruedas. Los hocicos estaban calientes y la falta de alcohol se tornaba una realidad. Mientras tanto, algunos dormían y otros trataban de mirar fuera de las ventanillas conectados al discman. Adelante, el Rod “Lágrima” Presley (bautizado así por poner boleros y corridos de Los Tigres del Norte en el dvd player) regaloneaba junto a su chuckilla, mientras un par de chicas ya dormían a pierna suelta. El bus hace su primera parada en el pueblo de Los Vilos, donde los cabros se aperan en la botillería más cercana. Era la hora del “destilado”. Otros se compran su comistrajo, mientras comparten un permanente clima de camaradería, tallas y conversa. Ese clima dura hasta el momento en que uno de los ilustres pasajeros del bus cedió al cansancio y la ebriedad, y en medio de su apagón de tele, “rehizo” toda la comida que había ingerido en el asiento del lado, por fortuna vacío.

Una vez sorprendido este pasajero, Rod Presley, quien es muy tallero, amable y buen conversador cuando está en buena, sacó a relucir toda la parte más controvertida de su huracanada personalidad, la parte que le ha valido el apodo de “nazi” de todos quienes lo conocen, exigiendo bajar al “vomitón” del bus y luego despertándolo con una fuerte reprimenda. Rama se integra inmediatamente a la discusión, la cual pareció tomar ribetes más rudos hasta que apareció uno de los choferes del bus, muy simpáticos los dos, y los calmó haciendo al avergonzado vomitador limpiar su rastro. Evidentemente, “vomitón” fue el apodo que se ganó por todo el viaje este ilustre personaje, y luego del incidente fue subido al columpio por todo el bus por una buena cantidad de minutos.

Mientras seguían tirando tallas con el incidente de Vomitón, salió a luz el segundo problema de la noche: de un momento para otro, el motor del bus perdió y perdió potencia hasta detenerse en medio de una subida, a unos 80 kilómetros de La Serena. Después no lo podían reiniciar y nuevamente la tensión y la incertidumbre se tomaron a todos los pasajeros del CON AIR DE LA CARRETERA. Trascendió que el problema fue el clásico corte de la piola del embrague, lo cual impedía pasar los cambios y obligaba al chofer a usar su talento, experiencia y dominio, subiendo o bajando de tiempo a puro oído, de acuerdo al número perfecto de revoluciones del motor. Tras varios minutos intentando hacer partir el gigantesco motor, al lograr encender el vehículo un animado “EEEEEEEEEEEHHHHH” de los pasajeros sonó como un gran y catártico suspiro de alivio.

PARTE II: LA LLEGADA

Tras subirse en La Serena los muchachos de Wedawn, atravesar más de 250 kilómetros de paisaje desértico bajo el amanecer –una postal que no olvidaré jamás- y un par de jugos de antología (cortesía de Milenko de Corona de Espinas y Rafa de Tabernarios), a las 8 y media de la mañana del lunes 17 llegamos a Copiapó, pero debido a los problemas mecánicos del bus tuvimos que detenernos en una bomba de bencina, para que los choferes pudiesen ver con calma el problema y su solución. Algunos estiraron las piernas y tomaron aire, otros siguieron durmiendo. Salieron más cervezas y volvían las animadas tallas, mientras otros pasaban a la cafetería para tomar desayuno.

Un par de horas estuvimos en esa tediosa dinámica hasta que llegó un mecánico y arregló parcialmente el problema, para después enfilar hacia el fundo de la familia de “Bambino” (uno de los organizadores de la escena), en las afueras de la ciudad, y relajarse con el descampado. Salió una guitarra, una pelota de fútbol y una improvisada –y cortísima- pichanga, mientras a las 12 y media del día ya servían un exquisito plato de tallarines y ensaladas surtidas junto a un vaso de bebida.

Luego del almuerzo, el relajo y la distensión se hicieron evidentes. Más de alguno se fue a dormir siesta al bus, otros tiraban alegremente la talla en la mesa y otros se tiraban en el pasto. En ese contexto fue memorable la performance hecha por Ivanovic con la guitarra de palo, tocando temas de Tabernarios en versiones de ranchera, con un llamativo aspecto que le valió el apodo de “monteaguilino”. A las 3 y media de la tarde partíamos de nuevo todos en el bus, esta vez al lugar de la tocata, la Sociedad de Agricultores, a la que llegamos luego de atravesar la ciudad por la Avenida Copayapu y luego por la calle Los Carrera.

El lugar era espacioso, antiguo, amplísimo, de adobe y tenía toda la onda de una construcción colonial, con un enorme patio atrás. De a poco se empezó a montar todo en el escenario, saliéndole canas verdes al sonidista con la enorme cantidad de equipo que trajeron las bandas desde Santiago. Ya se armaba el mambo y sólo había que contar el tiempo para que comenzara la fiesta. Estaba llegando gente, en cantidades moderadas, pero al caer el sol (y sangrar el cielo) se multiplicaron con virulencia.

PARTE III: EL SHOW DE LAS BANDAS, UNO POR UNO

En sus líneas más generales, este Copiarock 13 se caracterizó, como siempre, por contar con el inspirado y profesional trabajo del excelente sonidista Ian Rojas. Pese a que en escenario la sensación era de mucho rebote y poca percepción de los monitores, en el área de público las bandas se escuchaban casi como si estuvieran envasadas, con algunos pequeños detalles, armando un show que pese a todo dejó a todos satisfechos.

Wedawn: abrieron la jornada a eso de las 7 de la tarde, mostrando ocho temas repartidos entre sus dos discos de estudio (“Realidad Absoluta” 2005 y “Reencarnación” 2007) y un par de covers, donde destacó la participación del baterista de Humberstone -quien escribe- como frontman en ‘Iron man’, y luego la wedawnización descarada del zeppeliano ‘Whole Lotta Love’. Es impresionante lo que tocan estos coquimbanos, su fiato y solidez es en todas sus líneas, son de un nivel con el que pocas veces uno se encuentra en bandas locales, independientemente de su estilo. Esperamos que les vaya bien en su participación en el festival de bandas Yamaha este 27 en La Batuta. Sólo podemos criticar que la excelencia de Wedawn les podría haber otorgado un lugar propiamente dentro de la tocata, más
que cumplir el rol de “abrefuegos”.

Serpent’s Noctis: Debo ser sincero, y confesarles que lo entregado por esta banda copiapina me pareció absolutamente insuficiente, tanto en el plano musical, con su ambiguo estilo black/death old school sin velocidad, como en el plano escénico, cuando tuvieron que bajarse antes de lo presupuestado, debido a un desafortunado corte que su guitarrista se hizo en la punta de algunos dedos de su mano izquierda. Esperemos vayan progresando con harto ensayo y más tocatas.

Hellhoundz: Estos thrashers totalmente embebidos del metal calleja de los 80 fueron una de las más gratas sorpresas que pude ver por parte de la escena atacameña. Con mucha velocidad, vértigo, los lineamientos clásicos del viejo y querido speed/thrash en sus riffs y el plus escénico de tener al baterista como cantante principal, los sabuesos infernales desplegaron una artillería de set, donde quizás mi crítica puede ser que hayan tocado 3 covers (1 de Nuclear Assault y 2 de Destruction con vocalista invitado) en un set de 7 temas.

Trakto: Para una banda con tanto sentido de la melodía y el gancho como Trakto, salir después de una banda thrash podría ser algo incompatible en teoría. Pero estos muchachos son realmente talentosos y lograron imponer su buen hacer y su potencia en un público mayoritariamente metalero, pero de mente abierta. Fueron una aplanadora en sus momentos más fuertes. Quizás
le faltó volumen a la guitarra y el sinte de PepeLucio, pero fue un momento sólido y con toda la onda QOTSA que Trakto suele imprimir en su música.

Electrozombies: Impresionaron a la fanaticada desde el principio, con la presencia de las hermanas Paola y Marcela Z junto al gran Comegato (ex Yajaira, Supersordo y Necrosis, entre
otros). Su doom fúnebre, putre
facto y arrastrado prendió muy bien en la audiencia, que los contempló con una calma que pronto mutó en electricidad. Un problema con la caja de parlantes del amplificador de bajo hizo que tuvieran que parar abruptamente su presentación, pero lograron su cometido de un modo fehaciente.

Engranaje: Jugando de locales, estos jovencísimos copiapinos demostraron una vez más su enorme

manejo como banda en vivo. Sus temas fueron coreados con gran ánimo por la hinchada local, mientras arriba del escenario la entrega de los músicos coronó una presentación enérgica e impecable, con muy buen sonido y potencia en estado crudo.

Humberborrega Experience (Momento Sorpresa): Tras el show de Engranaje, logré convencer al buen “Puma” (Rodrigo Godoy) de subirnos a improvisar dos temas de nuestra querida Winexperience, debido a que la banda misma no pudo tocar por diversas causas y limitantes: Nano estaba a full en la producción, Fiocco defiende su tesis por estos días, y Pirinola está disfrutando de su pequeño hijo. Una pequeña introducción en bajo y batería, muy similar a lo que hace el dúo americano Om, calentó dedos y motores para ‘Incendio’ y ‘Evelyn’, que fueron las elegidas, frente a un público copiapino disfrutando a concho del improvisado show que nos pegamos. Pa mí fue la raja compartir emociones musicales en escena con el Puma y el Negro Borrego (y en un momento con Pancho López), porque fue cómodo, hubo onda y me saqué los balazos de no haber podido asistir con Humberstone. Ojalá abajo lo hayan disfrutado como yo.

Maniatico: La última banda copiapina en presentarse fue el número más hardcoreta de la noche, con un estilo crossover que a ratos se acercaba al thrash y en otros ratos al grindcore. Una banda interesante, pero debo excusarme que no los vi lo suficiente como para hacerme una idea acabada y dar una opinión más analítica.


Tabernarios:
El show de estos pilseneros buenos pal jolgorio y de avasalladora personalidad tuvo un enorme poder y consistencia casi metálica, que se explica en el brutal sonido del bajo de Rama unido a la solidez de Marco en la batería. Agréguenle a eso la voz maldita del Rafa y el poder vintage de las guitarras que éste comparte con Ivanovic, y tienes como resultado una bomba, lo mejor de la noche para una buena parte del público. A decir verdad estuvieron casi diez puntos, de no ser porque le faltó definición a la voz y volumen a la guitarra de Ivanovic. También salió a la luz un cable malo, pero esos detalles no lograron opacar una presentación explosiva que nos hace esperar con más ganas “Traiciones”, el postergado segundo disco del cuarteto.

Devil Presley: Rod Flamenco y sus secuaces tomaron el testimonio en el lugar preciso donde lo dejó Tabernarios, para mantener el nivel de fuego e intensidad con su poder

natural. Fue tan intensa la presentación de Presley –pese a que Rod Quijote se bajó pateando la perra porque según él sonaron mal- que en el público se provocó una gresca de proporciones, sin distinción de sexos, y la música servía como el fondo perfecto para la violenta escena.

Temas de los dos discos (y también del tercero en camino) de Presley se aunaron en partes iguales para una presentación huracanada y potente como pocas.

Corona de Espinas: Los viñamarinos tuvieron la algo ingrata misión de ir después de Tabernarios y Presley, pero sin dudas estuvieron a la altura y no desentonaron en lo más mínimo. Las guitarras de Leke y Al Raven eran una maza con cuerpo clásico que se superponía con clase al potente bajo de Milenko y la precisa batería de Chico Seba. Sin saberlo, fueron la última banda de la noche, y cumplieron con creces. Quizás podría criticar el excesivo parecido de la voz de Milenko con la de Glenn Danzig, pero le viene de perillas a la banda, suena bien y el tipo tiene aguante para cantar.

No tocaron Unhallowed, Mystic Opus ni Hellgarden, debido a la inflexibilidad de los pacos con la hora término del concierto. En efecto, llegaron a las 4 de la mañana en punto para asegurar que no hubiese más ruidos.


PARTE IV: VUELTA Y EPÍLOGO

El regreso a Santiago fue algo más calmo y tranquilo que el viaje de ida, pero no por eso estuvimos a salvo de ciertas situaciones como la vivida al inicio del periplo, cuando no conformes con cargar de equipos el bus, tuvimos que empujarlo pues la batería estaba muerta y el motor no hacía contacto. Usando todas nuestras fuerzas no creo que hayamos hecho avanzar más de 2 centímetros a la mole de metal, pero de pronto y milagrosamente el motor arrancó. Tras esos minutos de frío e incertidumbre, más o menos a las 5 de la mañana del 18 de septiembre partíamos de Copiapó para volver a nuestras casas. Situaciones divertidas no faltaron, como el retorno de Comegato a la juventud mientras veíamos un DVD de Venom, o la pasada por la conocida playa “Chigualoco”, entre Pichidangui y Los Vilos. Esos y otros detalles como la pilsen y empanadas de Los Vilos, el sahumerio en el baño con un diablito junto a Leke, Aldo y Rafa, las tallas de Chino Presley o los cabros de Trakto, y la sensación de relajo y tranquilidad dieron a este viaje un carácter piola.

Una vez en Santiago, se acumulan los recuerdos de una jornada única y engrosan el libro de anécdotas de cada uno de los que vivió este Copiarock 13. Un concierto y viaje inolvidables, con una producción impecable que siempre estuvo ahí, y muchísimas situaciones cómicas y emotivas que se van a quedar hasta en el fondo del alma de algunos. Muy difícil que vuelva a repetirse algo de similares características.


martes, 11 de septiembre de 2007

SEPTIEMBRE A TODO ROCK NACIONAL

Una semana especialmente cargada de buenas tocatas es la que estamos atravesando ahora, como ideal preámbulo al descontrol maravilloso que será este 18 con cinco días de farra.





Comenzamos promocionando la tocata de mañana 12 en el Bar Óxido, con sus más cabrones inquilinos (jajajjajajjajaja), Devil Presley, junto a Silverjack, Sicarios (desde Viña) y Terrorismo. Purísima 282, Recoleta, 22:30 horas, $500.-



El día siguiente, el mismo Óxido abre sus puertas a las otras dos bandas de EDM, Tabernarios y los viñamarinos Corona de Espinas, que serán acompañados de los emergentes Motoroil. 23 horas, $2000.-


El viernes 14 el mambo es en Club Mist (Av. Suecia 0152), pues Hielo Negro presentará sus clásicos cuneteros junto a Sacramento (proyecto que incluye a gente de Enfermos Terminales, Griz y Taladro Furioso) y los death metallers magallánicos Infernal Doom. 23 horas, $2000.-


Comenzando el fin de semana más regado del año, son tres las alternativas para ver rock duro: en barrio Suecia, puedes ver a Devil Presley con Tabernarios y Cañonero en el Club Babble (General Holley 2337, 23 horas, $ 2000), a pocos metros se presentan Profano con Asfixia en el Club Mist (23 horas, $2000), mientras que al otro lado de la ciudad, en el tugurio de la muerte Pandaemonium Rock Bar (Cueto 828, Barrio Yungay), serán Diessel, Cria Cuervos y Engendro los encargados de azotar tus oídos. Esa es a las 22 horas puntual y sale 2 lucas la entrada.


Sin dudas que el panorama más espectacular que depara este 18 es la Fonda Rockera que por más de 8 horas sacudirá a la desértica ciudad de Copiapó. El lunes 17 de septiembre, desde las 17 horas, podrás ver a Devil Presley, Tabernarios, Corona de Espinas, Electrozombies, Wedawn, Trakto, Winexperience, Engranaje, Mystic Opus, Serpent's Noctis, Hellhoundz, Maniatico y Hellgarden. Todo este carrete infernal sale por 3000 pesos y será en la Sociedad de Agricultores de Copiapó. Además se venderá pilsen, vino y choripanes. Si alguien quiere viajar a este evento desde Santiago, en el mismo bus que fue arrendado especialmente para llevar a las bandas, sólo debe contactarse a la brevedad con la producción del evento (nanolobos@hotmail.com) y cancelar $20.000.- Quedan pocos cupos.

También hay excelentes eventos en Concepción (visita de The Ganjas y la fonda del Bar Breaking The Law, con un importante número de bandas que rotará durante los días de fiesta). Estaremos informando.

lunes, 10 de septiembre de 2007

BURNER FEST... Maratón de gasolina




Teatro Novedades, Sábado 8 de Septiembre. (Foto: Mauricio Rodríguez)

Todos los errores que puede cometer la producción de un evento quedaron en evidencia ayer, en el Burner Fest realizado en el Teatro Novedades. En primer lugar, la falta de una buena estrategia de publicidad –por ejemplo, ausencia total de afiches en las calles- hizo que sólo llegara la mitad del público que se preveía para esta fiesta del rock más “talibán”. Segundo lugar, quizás fue también un error integrar al cartel a tanta banda invitada. Sin querer quitarle merecimientos a ninguno de los grupos presentes, me pareció que fue infantil proyectar un show con seis bandas, a sabiendas de que el permiso policial era sólo hasta las 12 de la noche, los pacos andaban “agujas” y a las 7 de la tarde aún no pasaba nada. Entonces, pasó lo de siempre: se le faltó el respeto a las bandas menos renombradas. Johou fueron los principales perjudicados porque se bajaron del cartel y no pudieron mostrar su energizante rock de vocación Stooge a un público potencialmente mayor que el que los sigue habitualmente, y Cóndor, la banda encargada de abrir, salió a las 19 con 38 minutos y sólo pudo tocar 3 temas, con un sonido general bastante deficiente que poco tenía que ver con ellos, sus ganas y su entrega. Aún así, su estilo vertiginoso con elementos de AC/DC, Hellacopters y Fu Manchu prendió a algunos miembros del público, que siguieron el ritmo con sus pies o derechamente moviendo la cabeza.

Luego de ese canapé que fue Cóndor, apareció Silverjack, banda con fogueo en estas lides dado su reciente teloneo a La Renga y su participación en el festival de bandas Escudo, donde compartieron escenario con Weichafe. En media hora exacta –pasándose deliberadamente de los 15 minutos que les tenían asignados- mostraron, con buen fiato y un sonido aún feble pero algo mejor, 5 temas incluidos en su recién aparecido y muy bien producido álbum debut, “Explota el Cemento”. El fuerte de Silverjack está en la pirotecnia de su pareja de guitarristas y en su interesante mezcla estilística, donde el hard rock bluesy y sleazy de los ’80 se enriquece con algunos riffs de thrash a la Megadeth-Testament. Pasaron con relativo relajo la prueba del público.

A las 20:30 subió Tabernarios a escena, una banda que pese a tener sólo un disco (y estar preparando el segundo) sacó a relucir por todos lados su experiencia y bagaje ganados en años sobre las tablas. Parados con propiedad, fueron la banda chilena con mejor puesta en escena y también la que mejor sonó. La adición de Marco (ex Devil Presley) en la batería (reemplazando a Tito) dio a Tabernarios esa pizca de solidez que les faltaba para ser fuertes en todas sus líneas, mientras que el set puso una dosis de energía que tuvo un muy buen feedback en los presentes, que de a poco comenzaban a hacer menos desolador el panorama. Tras cuarenta minutos y cerrar con su ya clásico ‘Pilsen Of Death’, Tabernarios cumplió con su tarea y dejó el escenario a Hielo Negro.

Hielo Negro venía recién bajándose del bus, luego de una agitada tocata en Concepción, pero también hicieron lo suyo tirando a la parrilla, uno tras otro, temas que eran coreados por todos, justificando el estatus de Hielo como una banda ya clásica del underground, la cuneta y el vaso plástico de nuestro país, con seguidores que los acompañan a donde vayan. Lo único criticable fue que los solos de guitarra de Chelo no sonaron como en noches más inspiradas, y la sensación general de resaca los hizo tocar un par de medidas más lento que lo usual –les gusta Saint Vitus, ¿ah?-, pero siempre con esa sobria solidez que los caracteriza en vivo. Hubo también espacio para mostrar un par de novedades de su próximo álbum, tentativamente titulado “Purgatorio Bar”, en un set de 10 temas que entusiasmó a los presentes, entibiando lo suficiente para lo que se venía.

Tras una espera de unos 30 minutos, a las 22:42 subió al escenario el plato fuerte, la banda más esperada de la noche. Los americanos Nashville Pussy aparecieron sobre el escenario y durante 75 minutos deleitaron al público con su show donde de un modo casi caricaturesco y cómico se ponen en práctica todos los clichés del rock sureño más extremo: voz rasposa, riffs y solos de gasolina, batería simple pero constante, la sexualidad desbordante de Ruyter Suys y la nueva bajista Karen Cuda, sombreros de vaquero, escotes infartantes, toneladas de incorrección política y desparpajo, largos sorbos de Jack Daniels en escena, harto “motherfucker” y machismo recalcitrante. Temas de los cuatro discos que llevan a la fecha, destacando ‘Pussy Time’ (apertura), ‘Snake’s Eyes’, ‘Go Motherfucker Go’ o ‘Hate and Whisky’, más la inclusión de un par de covers, donde destacó la revisión de ‘Rock ´n Roll Outlaw’ de los imprescindibles australianos Rose Tattoo, marcaron su presentación en nuestras latitudes.

Pese a la muy potente voz y magnética presencia del gordito gozador Blaine Cartwright, quedó más que claro que la estrella absoluta (y el show) de Nashville Pussy es su esposa, la guitarrista Ruyter Suys, versión femenina de Angus Young en entrega sobre el escenario. Quizás algunos no pudieron borrar el recuerdo de Corey Parks, pese a que Karen Cuda cumplió muy bien en el puesto. Quizás algunos fans quedaron con gusto a poco porque las chicas no se desvistieron hasta el punto del que hablaban las leyendas, pero después, si fueron vivos, pudieron resarcir esa sensación con la excelente disposición de las chicas a tomarse fotos e intercambiar palabras con los fanáticos en un backstage al cual fue muy fácil ingresar. En fin, sabores encontrados fueron los que marcaron este primer Burner Fest, que dejó varias lecciones para aprender a la organización, así como recuerdos muy buenos para quienes asistieron, gracias a la gran e incuestionable entrega de las bandas. Esperamos una nueva versión.

Pedro Ogrodnik C.

jueves, 6 de septiembre de 2007

CICLO MANOS MUERTAS VOL.2


Sí cabros, comenzamos inmediatamente a trabajar promocionando la tocata que esta noche ofrecerá La Mano del Muerto, con el fin de financiar la grabación de su primer disco. La banda de Perro, Ricarte y Pepe compartirá escenario con los entretenidos Trakto y los combativos Borrego (la faceta más rockera de Negro y Hugo, miembros del festivo combo Lucabrassi) en el Bar Nativo (Av. Suecia 200). 22 horas. $ 2000 pesos con cover.

Pueden visitar:

http://www.myspace.com/lamanodelmuerto

http://www.myspace.com/trakto

http://www.myspace.com/borregorock